¿ LA TECNOLOGÍA NOS ESCLAVIZA O NOS LIBERA ?
Desde el punto de vista teórico, la tecnología debería liberarnos, sin embargo en la práctica vemos que no es así. El mundo tan” hiperconectado” en el que vivimos nos hace generar dependencia de una tecnología en cierto modo “indispensable” para sobrevivir, ¿o acaso no sentimos llegar el apocalipsis cuando se nos rompe el teléfono móvil?
El hecho de poder conseguir las cosas tas rápida y cómodamente supone un deseo de inmediatez a la hora de conseguir las cosas que necesitamos de la manera más rápida y cómodamente posible y con el menor esfuerzo físico y mental, ¿o acaso no es cierto?; ¿no nos hace esto esclavos de nuestra amada tecnología? Un ejemplo de esto, es algo que sin duda hacemos todos los estudiantes diariamente, supongamos que a la hora de hacer una comprensión lectora no entendemos el significado de una determinada palabra, sin lugar a dudas, en mucho más fácil teclear en la barra del buscador y que a los diez segundos aparezcan cinco mil definiciones que acudir a un diccionario, con el esfuerzo extra que eso nos supone. El hecho de que la tecnología haya llegado “para solucionarnos la vida” es la mejor excusa para que aceptemos su necesidad.
A esto hay que añadir la deshumanización que provoca. Con la era de la tecnología se han sustituido las relaciones personales por puras relaciones virtuales a través de redes sociales, o incluso pueden llegar a suponer aislamientos totales de la realidad, como es el caso de los videojuegos.
Asimismo la tecnología ha generado un consumismo extremo, ya que el hecho de tener las últimas tecnologías supone un mayor prestigio social, dejando de lado las cualidades humanas.
Respecto a todos estos aspectos negativos cabe destacar la existencia de atenticos “esclavos tecnológicos”, que no son las personas ultraconectadas de los países desarrollados, sino las personas que trabajan en los países subdesarrollados en condiciones pésimas para que los países ricos usemos aparatos electrónicos, por ejemplo en el caso de los niños de las minas de Coltan.
En conclusión, la tecnología limita nuestra capacidad de esfuerzo, y en cierto modo nos aísla del mundo que nos rodea; ¿Hasta qué punto somos realmente libres?
El hecho de poder conseguir las cosas tas rápida y cómodamente supone un deseo de inmediatez a la hora de conseguir las cosas que necesitamos de la manera más rápida y cómodamente posible y con el menor esfuerzo físico y mental, ¿o acaso no es cierto?; ¿no nos hace esto esclavos de nuestra amada tecnología? Un ejemplo de esto, es algo que sin duda hacemos todos los estudiantes diariamente, supongamos que a la hora de hacer una comprensión lectora no entendemos el significado de una determinada palabra, sin lugar a dudas, en mucho más fácil teclear en la barra del buscador y que a los diez segundos aparezcan cinco mil definiciones que acudir a un diccionario, con el esfuerzo extra que eso nos supone. El hecho de que la tecnología haya llegado “para solucionarnos la vida” es la mejor excusa para que aceptemos su necesidad.
A esto hay que añadir la deshumanización que provoca. Con la era de la tecnología se han sustituido las relaciones personales por puras relaciones virtuales a través de redes sociales, o incluso pueden llegar a suponer aislamientos totales de la realidad, como es el caso de los videojuegos.
Asimismo la tecnología ha generado un consumismo extremo, ya que el hecho de tener las últimas tecnologías supone un mayor prestigio social, dejando de lado las cualidades humanas.
Respecto a todos estos aspectos negativos cabe destacar la existencia de atenticos “esclavos tecnológicos”, que no son las personas ultraconectadas de los países desarrollados, sino las personas que trabajan en los países subdesarrollados en condiciones pésimas para que los países ricos usemos aparatos electrónicos, por ejemplo en el caso de los niños de las minas de Coltan.
En conclusión, la tecnología limita nuestra capacidad de esfuerzo, y en cierto modo nos aísla del mundo que nos rodea; ¿Hasta qué punto somos realmente libres?
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